“Mayores e Intergeneracionales, de senderismo al río de la Miel”
(En primer plano de azul, Elisabeth Acosta Del Río, monitora de estas actividades)
"No paramos de ejercitarnos porque envejecemos, envejecemos porque paramos de ejercitarnos"(Dr. Kenneth Cooper).
Esta pasada mañana de sábado, media hora antes de la salida, programada a las 10:00 horas, ya había en el punto de encuentro, parada final del bus en El Cobre, más de una treintena de personas mayores de la barriada de El Saladillo.
Si, los mayores, llegaron primero, posteriormente y como un goteo, fueron llegando el resto, niños y adultos, hasta 52 personas formaron el grupo.
Se trataba de siguiendo el plan de la Delegación de Bienestar Social, de la que es titular, Paula Conesa y con la gran labor que lleva a cabo desde hace muchísimo tiempo, la monitora Elisabeth, “alma mater” de estas actividades, hacer una ruta de senderismo a través del río de La Miel, contando con mayores e intergeneracionales, cosa esta que sirve para hacer una jornada de convivencia, juegos y deporte entre jóvenes y menos jóvenes.
Todos equipados para esa caminata y que además de disfrutar de una mañana preciosa y soleada, pudieron comprobar el paisaje a cada paso que dieron.
Desde la barriada del Cobre parte una pista forestal próxima al colegio Santa María del Cobre, y en la que se encuentra la señal de inicio de sendero.
En su primer tramo, pasa por una pista forestal entre cortijadas y huertos. Poco a poco, el paisaje va perdiendo la huella de la actividad humana. Brezos, aulagas y otras especies dan forma a un matorral mediterráneo típico.
Los alcornoques, insignia de este Parque Natural, no podían faltar a nuestra cita y algunos ejemplares centenarios con sus troncos "desnudos", nos recuerdan una actividad muy tradicional en la zona: la "pela" del alcornoque para la obtención de corcho.
En la otra orilla se encuentra el Cerro de las Esclarecidas Bajas. Sobre él podremos ver aves rapaces surcando un cielo, en ocasiones peligroso, debido a los cables de alta tensión que lo atraviesan.
Va a ser en el Molino de la Escalona cuando alcancemos, por fin, la ribera del río. Este molino es uno de los pocos que quedan en funcionamiento aún en Los Alcornocales. El progreso y la incorporación de las nuevas energías a la molienda del trigo han cambiado muchísimo el aspecto de este antiguo molino.
Tras él, como si de un viaje en el tiempo se tratara, nos topamos de frente y de forma inesperada con un puente de piedra de estilo medieval . Estrecho y desproporcionado, era punto de paso para caminantes y caballerías que se dirigían a Medina Sidonia y a la Bahía de Cádiz desde el Campo de Gibraltar. Este camino se encuentra envuelto en leyendas de bandoleros asaltando a los viajantes y transportistas, escondiendo el botín en la espesura de estos bosques. Los caminos empedrados y ahora olvidados, las antiguas acequias que dirigían el agua a la ciudad y el trayecto sombrío y sinuoso envuelven de magia este bello enclave... ¡Quién sabe si disfrutando del recorrido encontremos algún tesoro oculto desde hace siglos!
Pero más allá de toda fábula, el puente nos sirve como primera aproximación al río, donde nos espera una aliseda en perfecto estado de conservación. Los alisos destacan sobre el resto de la vegetación por sus hojas color verde intenso que, por cierto, en primavera son muy pegajosas. Antes de que éstas crezcan, el árbol florece y, así, el polen se dispersa más fácilmente y sin ningún impedimento. Pero lo más llamativo de esta planta son sus frutos, unas pequeñas "pinas" que permanecen en el árbol bastante tiempo después de haber soltado las semillas. Son conocidas como chillaeras o pitaeras y eran utilizadas como reclamos para cazar conejos y otros animales, e incluso, se utilizaban para realizar tinte negro.
Durante gran parte de nuestro recorrido tendremos que cuidarnos de no tropezar con alguna raíz de aliso. ¿Sabíais vosotros que estos árboles tienen una función muy importante en el medio, ya que enriquecen el suelo de nutrientes gracias a la asociación de sus raíces con unas bacterias?
Dejando atrás el puente, continuamos junto al río. Nos introducimos en un bosque de ribera donde la luz llega muy tamizada, dando la sensación de que nos encontráramos bajo techo... por ello a los bosques de ribera también se les llama bosque en galería. La necesidad de luz aquí abajo es tanta que muchos alisos se encuentran completamente invadidos por plantas enredaderas que trepan por ellos intentando alcanzar un poco de sol.
Al poco nos encontramos con la Fuente de las Niñas, que lleva agua durante todo el año, siendo un punto ideal para refrescarnos. Cercanos a ella, ejemplares de rododendro, acebos y ojaranzos son testigos de una época pasada cuando el clima era más cálido y húmedo. Y es que este bosque de ribera es muy especial; se le conoce como canuto ¿No os recuerda a una selva tropical? La erosión de los ríos ha provocado el encajonamiento de los cauces, encontrando estas plantas las condiciones adecuadas para crecer. Así consiguieron permanecer en estas tierras, mientras que en el resto de Europa desaparecían por el efecto de las glaciaciones.
Las ruinas del Molino de El Águila asaltan nuestro sendero. Este molino del siglo XVIII está formado por un edificio de dos plantas; en la inferior se encontraba el sistema sobre el cual el agua del río ejercía su fuerza, moviendo, incluso simultáneamente, sus dos grandes piedras molineras que trituraban el trigo y que se encontraban en la planta alta. El repiqueteo del agua en su transcurrir nos acompaña hasta el final del sendero, donde una pequeña cascada pone fin a nuestro recorrido .
Una vez allí, Elisabeth, dirigió unos ejercicios de estiramientos y relajación. Se trabajó el cuerpo haciendo ejercicios de oxigenación, circulatorios y estiramientos, terminando con técnicas de relajación y charlas del medio ambiente.
Por supuesto, tomaron frutas y refrescos que llevaban en las mochilas. A la finalización no faltaron las típicas fotos . Para terminar con juegos, remontando en ellos a la niñez pasada para unos y cercana para otros.
Ya pasadas las 12:00 horas, iniciaron el camino de regreso a casa. Ha sido una jornada de ejercicio que viene muy bien para el corazón, los pulmones y como no, la mente.
Felicitaciones a todos los senderistas y a Elisabeth. Estas actividades dentro del programa de Bienestar Social del Excmo. Ayuntamiento de Algeciras que hemos mencionado, se harán periódicamente. Todos estáis invitados.
"No paramos de ejercitarnos porque envejecemos, envejecemos porque paramos de ejercitarnos"(Dr. Kenneth Cooper).
Esta pasada mañana de sábado, media hora antes de la salida, programada a las 10:00 horas, ya había en el punto de encuentro, parada final del bus en El Cobre, más de una treintena de personas mayores de la barriada de El Saladillo.
Si, los mayores, llegaron primero, posteriormente y como un goteo, fueron llegando el resto, niños y adultos, hasta 52 personas formaron el grupo.
Se trataba de siguiendo el plan de la Delegación de Bienestar Social, de la que es titular, Paula Conesa y con la gran labor que lleva a cabo desde hace muchísimo tiempo, la monitora Elisabeth, “alma mater” de estas actividades, hacer una ruta de senderismo a través del río de La Miel, contando con mayores e intergeneracionales, cosa esta que sirve para hacer una jornada de convivencia, juegos y deporte entre jóvenes y menos jóvenes.
Todos equipados para esa caminata y que además de disfrutar de una mañana preciosa y soleada, pudieron comprobar el paisaje a cada paso que dieron.
Desde la barriada del Cobre parte una pista forestal próxima al colegio Santa María del Cobre, y en la que se encuentra la señal de inicio de sendero.
En su primer tramo, pasa por una pista forestal entre cortijadas y huertos. Poco a poco, el paisaje va perdiendo la huella de la actividad humana. Brezos, aulagas y otras especies dan forma a un matorral mediterráneo típico.
Los alcornoques, insignia de este Parque Natural, no podían faltar a nuestra cita y algunos ejemplares centenarios con sus troncos "desnudos", nos recuerdan una actividad muy tradicional en la zona: la "pela" del alcornoque para la obtención de corcho.
En la otra orilla se encuentra el Cerro de las Esclarecidas Bajas. Sobre él podremos ver aves rapaces surcando un cielo, en ocasiones peligroso, debido a los cables de alta tensión que lo atraviesan.
Va a ser en el Molino de la Escalona cuando alcancemos, por fin, la ribera del río. Este molino es uno de los pocos que quedan en funcionamiento aún en Los Alcornocales. El progreso y la incorporación de las nuevas energías a la molienda del trigo han cambiado muchísimo el aspecto de este antiguo molino.
Tras él, como si de un viaje en el tiempo se tratara, nos topamos de frente y de forma inesperada con un puente de piedra de estilo medieval . Estrecho y desproporcionado, era punto de paso para caminantes y caballerías que se dirigían a Medina Sidonia y a la Bahía de Cádiz desde el Campo de Gibraltar. Este camino se encuentra envuelto en leyendas de bandoleros asaltando a los viajantes y transportistas, escondiendo el botín en la espesura de estos bosques. Los caminos empedrados y ahora olvidados, las antiguas acequias que dirigían el agua a la ciudad y el trayecto sombrío y sinuoso envuelven de magia este bello enclave... ¡Quién sabe si disfrutando del recorrido encontremos algún tesoro oculto desde hace siglos!
Pero más allá de toda fábula, el puente nos sirve como primera aproximación al río, donde nos espera una aliseda en perfecto estado de conservación. Los alisos destacan sobre el resto de la vegetación por sus hojas color verde intenso que, por cierto, en primavera son muy pegajosas. Antes de que éstas crezcan, el árbol florece y, así, el polen se dispersa más fácilmente y sin ningún impedimento. Pero lo más llamativo de esta planta son sus frutos, unas pequeñas "pinas" que permanecen en el árbol bastante tiempo después de haber soltado las semillas. Son conocidas como chillaeras o pitaeras y eran utilizadas como reclamos para cazar conejos y otros animales, e incluso, se utilizaban para realizar tinte negro.
Durante gran parte de nuestro recorrido tendremos que cuidarnos de no tropezar con alguna raíz de aliso. ¿Sabíais vosotros que estos árboles tienen una función muy importante en el medio, ya que enriquecen el suelo de nutrientes gracias a la asociación de sus raíces con unas bacterias?
Dejando atrás el puente, continuamos junto al río. Nos introducimos en un bosque de ribera donde la luz llega muy tamizada, dando la sensación de que nos encontráramos bajo techo... por ello a los bosques de ribera también se les llama bosque en galería. La necesidad de luz aquí abajo es tanta que muchos alisos se encuentran completamente invadidos por plantas enredaderas que trepan por ellos intentando alcanzar un poco de sol.
Al poco nos encontramos con la Fuente de las Niñas, que lleva agua durante todo el año, siendo un punto ideal para refrescarnos. Cercanos a ella, ejemplares de rododendro, acebos y ojaranzos son testigos de una época pasada cuando el clima era más cálido y húmedo. Y es que este bosque de ribera es muy especial; se le conoce como canuto ¿No os recuerda a una selva tropical? La erosión de los ríos ha provocado el encajonamiento de los cauces, encontrando estas plantas las condiciones adecuadas para crecer. Así consiguieron permanecer en estas tierras, mientras que en el resto de Europa desaparecían por el efecto de las glaciaciones.
Las ruinas del Molino de El Águila asaltan nuestro sendero. Este molino del siglo XVIII está formado por un edificio de dos plantas; en la inferior se encontraba el sistema sobre el cual el agua del río ejercía su fuerza, moviendo, incluso simultáneamente, sus dos grandes piedras molineras que trituraban el trigo y que se encontraban en la planta alta. El repiqueteo del agua en su transcurrir nos acompaña hasta el final del sendero, donde una pequeña cascada pone fin a nuestro recorrido .
Una vez allí, Elisabeth, dirigió unos ejercicios de estiramientos y relajación. Se trabajó el cuerpo haciendo ejercicios de oxigenación, circulatorios y estiramientos, terminando con técnicas de relajación y charlas del medio ambiente.
Por supuesto, tomaron frutas y refrescos que llevaban en las mochilas. A la finalización no faltaron las típicas fotos . Para terminar con juegos, remontando en ellos a la niñez pasada para unos y cercana para otros.
Ya pasadas las 12:00 horas, iniciaron el camino de regreso a casa. Ha sido una jornada de ejercicio que viene muy bien para el corazón, los pulmones y como no, la mente.
Felicitaciones a todos los senderistas y a Elisabeth. Estas actividades dentro del programa de Bienestar Social del Excmo. Ayuntamiento de Algeciras que hemos mencionado, se harán periódicamente. Todos estáis invitados.
Estupendo dia el que pasamos, y nuestro agadecimiento a Elisabeth, por la buena labor, que esta realisando, en el centro del Saladillo, y a la consejala de Bienestar Social, por organisar, estas actividades.
ResponderEliminarMe ha gustado el reportaje.
ResponderEliminarSaludos
Ángel